27 de agosto de 2011

Peregrinando...

Se publicarán con este título testimonios de peregrinos...


Durante el fin de semana pasado tuve la oportunidad de asistir a la Peregrinación de Nra. Sra. de la Cristiandad, en compañía de varios grupos parroquiales, de formación, e incluso familias enteras de distintos lugares del país.

Lo que vi durante la peregrinación, que se desarrolló durante 3 días, (desde Rawsón, Pcia de Bs. As., hasta la Basílica de Luján), fue una verdadera muestra de fe en Dios y en nuestra Madre y Patrona, la Virgen de Luján. Vi a la familia y a la gente de nuestro querido país unida encomendándose a nuestra Madre con verdadera devoción, vi a los distintos peregrinos ofreciendo a Dios sus esfuerzos por llegar a los pies de la Virgen y allí dejárselos.

 Durante los tres días, el espíritu de oración, de sacrificio, piedad, e incluso de Caridad con los demás peregrinos (siempre hay unos más cansados que otros),  nunca se rompió.

Este tipo de cosas que se ven cuando Dios las muestra, e incluso cuando uno las quiere ver, son las que nos dan esperanza como Iglesia, y como País. Son las que muestran un norte para seguir luchando desde nuestro puesto por el Reinado Social de Jesucristo, y por la Patria.

Son las cosas que nos dan aliento que nos dicen- ¡Adelante! ¡No todo esta perdido! Todavía están los cimientos de lo que heredamos de la España Católica.

Lo importante es saber que uno es instrumento de Dios, y que en la medida que mantenga la Fe, sepa ver los cimientos que gracias a Dios nos quedan, y este dispuesto a obrar en consecuencia (que es lo más difícil), todavía hay esperanzas de volver a ver a los pueblos arrodillarse ante Dios, (que es la única manera de que no se arrodillen ante los hombres y el mundo).

Esto no es utópico, si cada uno se lo propone seriamente y pide las Gracias necesarias.

Un País empieza a vivir cristianamente, cuando sus habitantes así lo hacen. La invitación es entonces a vivir cristianamente con generosidad para con Dios y para con el prójimo, a arrodillarse uno e invitar a los demás a hacerlo con el ejemplo.

¡Que desafío el de vivir la vida como una peregrinación a la Casa del Padre!

¡Animo y adelante!
    Un Peregrino

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