6 de septiembre de 2011

Peregrinando II


¡¡¡Que bella Peregrinación Penitencial nos ha permitido vivir el Señor!!!

Y por eso no puedo dejar de dar testimonio de lo vivido. Han sido tres días bellísimos.

Ante todo doy gracias a Dios por inspirar esta gran empresa para su mayor gloria, la santificación de las almas y  el bien de nuestra Patria. Y doy gracias por la docilidad que tuvieron aquellos que fueron humildemente magnánimos al ser dóciles a este “toque de Dios” y se lanzaron confiadamente en El y en la Santísima Virgen María a organizar la peregrinación con todos los detalles que  eso significa… el solo pensar  los caminos por donde fuimos! …alguien los recorrió previamente para ir por los más convenientes. Y tantos detalles más que uno supone y tantos más que ni siquiera suponemos pero que debieron ser tenidos en cuenta. ¡Gracias!

Celebrada la Santa Misa, bendecidos los estandartes y peregrinos, comenzamos a caminar llevando en alto las banderas de nuestra amada Patria, de nuestra amada Iglesia y los estandartes de los Patronos de cada Capítulo. Los Rosarios rezados, a veces cantados, las meditaciones, los cantos, las marchas, las charlas, los silencios, la asistencia de los sacerdotes que celebraron las Misas y algunos de ellos que también pudieron peregrinar,  todo elevaba el corazón al fin que nos convoca, a los amores que nos unen. Como se vio la unidad, tan necesaria en estos tiempos, al punto que si uno quedaba atrás por el cansancio o lo que fuere,  quizás en otro Capitulo, se encontraba con la tranquilidad de que allí también rezaría, cantaría y meditaría lo mismo y charlaría de cosas edificantes con otros peregrinos.



¡Que bellos paisajes hemos  recorrido!  Que bella es la Patria que Dios nos ha dado. Que lindo oír continuamente las voces de los más chiquitos cantando  y algunos corriendo! entre las filas.

Siempre con buen espíritu y muy buena disposición, especialmente de los peregrinos que estaban al  servicio de los peregrinos. ¡Que lindos los fogones compartiendo algún mate y nuestra música de siempre! Que bella imagen la de Nuestra Señora de Luján que nos precedía y que el mirarla nos daba fuerza para llegar a la meta, que bello que peregrinos y vecinos la fueran adornando con flores.

El cansancio se empieza a sentir, también alguna que otra ampollita, como se ansiaban algunas paradas! para descansar un poco y reponer fuerzas. Se empieza a ser más consientes de que sólo podremos con la ayuda de Su gracia. Cuántos ofrecimientos silenciosos, que sólo Dios sabe. Es que Cristo Reine en nuestra Patria valen muchos dolores, incomodidades y sufrimientos ofrecidos en ese camino y en el de todos los días.

Que decir del momento en que vimos por primera vez las agujas de la Basílica, que emocionante Salve le cantamos de rodillas a Nuestra Señora.

¡Que emoción al ver la Basílica, al entrar cantando, alabando a Dios y a su Santísima Madre! Y dándoles gracias. Poner una vez más, pero ahora en el Corazón de nuestra Patria, (como en su momento dijo el Papa Pío XII…”nos pareció que habíamos llegado al fondo del alma del gran pueblo argentino”) a los pies de Nuestra Señora de Luján, las intenciones que nos movieron a caminar para que Ella las purifique, hermosee y las presente a su Divino Hijo y El las ofrezca al Eterno Padre.

¡Que bello ha sido todo!

¡Que bello es peregrinar para alcanzar la Casa del Padre!

Dios nos haga dóciles a su gracia para que Cristo reine en nuestras almas, para seamos verdaderos apóstoles y reine en nuestra Patria.

Que muchas más almas sean las que se unan a la 3ª Peregrinación Penitencial de Nuestra Señora de la Cristiandad y se unan a esta causa justa, santa por Dios y la Patria.

¡Los saludo cordialmente a todos!
Una peregrina.

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